viernes, 10 de julio de 2009

El Rincón de los Tamborileros (1)

-Eh, sacos de mierda con patas, moved el culo hasta aquí.- Gritó el teniente Moreno.

-A la orden, teniente.- respondieron los cinco cabos del Pelotón R : Luis, Oscar, Pedro, Juan y Oso.

-Bien, muchachos, el Cuartel nos ha enviado a patrullar la zona del bosque donde los Zetas se han puesto de acuerdo en despertarse y empezar a aporrear las tapas de sus ataúdes, obviamente no pueden escapar, pero como son muy cabezones, hemos de ir a vigilarlos y ver si alguno quiere irse de juerga al inframundo. ¿Comprendido?

-Si, teniente.- respondieron al unísono.

-Bien, pues coged las armas, Juan, Oscar, vosotros seréis la patrulla A, Luis y Pedro la B y Oso se quedará en la retaguardia cubriéndonos.

-A la orden, teniente.

El teniente Moreno aparentaba estar relajado, pero en su interior estaba acojonado porque esa era la zona "Negra" del bosque pues allí era donde más soldados habían sido comidos o convertidos en uno de esos asquerosos seres que pululaban por las zonas sin proteger del mundo sin más motivos que comer cerebros frescos.

Dejaron atrás Murcia y se adentraron en sus afueras, donde estaba el gigantesco bosque que antes había sido objeto de una carnicería desde el cual sus habitantes no-muertos intentaban escapar de sus ataudes y de sus 2 metros de tierra que los cubrían. Pronto entraron en la Zona Verde, la que menos peligro presentaba del bosque ya que todos sus habitantes era ya solo polvo y huesos viejos y roñosos. A los 5 minutos entraron en la Zona Amarilla, la que presentaba un riesgo bajo ya que los cadáveres habían sido exterminados por anteriores patrullas y solo quedaban restos pestilentes y algunos soldados zombis recientes de la Zona Negra que Dios sabe como habían logrado escapar de la verja y llegar hasta allí. A los 10 minutos llegarón a la Zona Roja, la que presentaba bastante riesgo ya que sus cadáveres estaban a medio pudrirse y la zona estaba sembrada de cadáveres en descomposición exterminados hacía unos días. Pero todo estaba tranquilo como un cementerio de la época Pre-Zeta. Al final llegaron a la Zona Negra, la peor del bosque y desde la cual se oían a los primeros Tamborileros golpeando los ataudes con un ritmo desesperante y con la mayor tranquilidad de mundo. Entonces...

- ¿! Qué coño es eso¡?.- Preguntó Oso.

El teniente ya estaba totalmente acojonado, pero hizo acoplo de valor.

Atravesaron la verja y se adentraron en el mismisimo infierno.

miércoles, 3 de junio de 2009

Fabricando un safe point, por Juan Martinez

Bien, si alguna vez ocurre un apocalipsis zombi, necesitarás comida, agua, armas y protección. Si tienes lo anterior mencionado estás muerto y comido, porque si no tienes refugio, al final los Zetas te comerán, o morirás de hambre y/o sed. Hoy vamos a aprender a fabricar un safe point, o refugio seguro. Vamos a dividirlo en dos partes, la primera sobre los distintos tipos de safe point y la segunda sobre como fabricarlos.

Primera parte
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* Safe point normal: El que se puede hacer rápido y efectivamente. Sólo se necesita estacas de madera y alambre. Solo como refugio PROVISIONAL.

lunes, 18 de mayo de 2009

Adios, me voy a bucear.

Todo lo teníamos planeado, estábamos en un viaje a las islas Seychelles, ¿Las conoce?

Si, por favor, continúe.

Muy bien, ya habíamos tomado unas deco-birras para eliminar nitrógeno [Sonríe con complicidad] y unas tapas de tortilla que nos trajimos desde Cabo de Palos. Pues bien, de eso hacía rato y planeábamos una inmersión profunda, ya sabe, unos 40 metros, todo el equipo revisado, nervios tranquilos y metida desde una Zodiac al agua. -20 metros, todo correcto, -25 metros, todo bien, -30 metros, vale, pero a -34 metros empezó la pesadilla. En las Seychelles no habían Zetas sobre tierra, pero no sabíamos que los hubiese bajo el agua. Eran un espectáculo terrible, estaban desnudos y tenían la piel húmeda y arrancada a tiras debido a los roces con las rocas. Un Zombi se lanzó hacía mi compañero de inmersión, pero no pudo atravesar el duro neopreno y mi compañero le abrió la cabeza con un puño bien enguantado. debía de hacer unos 10 zetas merodeando por las cercanías, suerte que llevaba un Fusil subacuático de los militares, no de esos de pescar peces, sino uno que disparaba unas balas subacuáticas. No consiguieron morder a nadie, pero el neopreno acabó lleno de arañazos, mierda, que em costó 600 euros. En fin, para algo sirvió.

[Esta historia tiene un final feliz, pero hay muchas más horribles. Más historias el próximo mes en GMZE.]

domingo, 12 de abril de 2009

Barco Z.

[Lo que aquí viene no es una entrevista sino un relato en primera persona sobre un entrevistado, como hemos tenido "Problemas técnicos", no hemos podido entrevistar a nadie, esperamos que os guste.]
Mi Diario: 1 de noviembre de 2008: 13.50 horas.
Espero que mi familia esté bien. Según me han contestado en el móvil, están en un "Safe Point" del ejército, con algunos soldados y media docena de personas. Yo estoy aquí escondido, en este maldito barco que se bambolea sin cesar por el Mar Cantábrico. Es un barco pequeño, de pesca, en el que vamos yo, un hombre llamado Alfonso, una mujer con cara de perdida llamada María y el capitán del barco, Luis. Estamos navegando por el Atlántico para bordear Portugal y llegar hasta Valencia, lugar por donde se está produciendo al evacuación. Es un viaje largo y...
-Un momento, ¿Qué es eso?- .Oigo que dice Luis.
-No tengo ni idea, parece un barco abandonado-. Digo yo.
- ¡Vayamos a investigar!-. Propone María.
-No se si es buena idea-. Le espeta Alfonso.
Al final estamos por ir, no se si por la curiosidad o por el miedo, es un barco un poco mayor que el nuestro, con la chapa un poco desgastada por el aire y sin luces aparentes. Vamos a ir María y yo. Estamos de camino a la "Armería" del barquito donde hay un par de bates de beisbol de hierro y una linterna. Yo tengo un bate y María el otro y la linterna. Luis acaba de poner la pasarela y, mientras el mar está tronando a 2 metros de altura abajo, nosotros nos estamos internando en el barco. Está oscuro y hace frío, además de un olor dulzón, pero no se distinguirlo del todo. María ha entrado primero y yo le sigo. De repente un grito me pone los pelos de punta. Llamo a María a gritos, pero no oigo nada. Agarro el bate con todas mis fuerzas y me adentro en las profundidades del barco. Veo la linterna y dos metros de mí, y un sonido como el que se produce cuando se mastica. Miro abajo y veo a María muerta y siendo comida por un ser putrefacto vestido con ropas viejas y deshilachadas. Grito alto y veo que el ser me mira sin un ojo y se empieza a levantar. Le pego con el bate en la cabeza y se la parto en dos partes, por si acaso rompo la cabeza de María también y recogo el bate y la linterna. Con una expresión de horror me alejo y entro a mi barco, cuando Luis y Alfonso aparecen pálidos y me preguntan que ha pasado. Les respondo que María está muerta y que dentro del barco había un Z, probablemente muerto hacía meses. Seguimos con el trayecto, pero esa imagen del Z no se me va a quitar en años...

viernes, 20 de marzo de 2009

Hospital Z.

[Daniel Carpena me recibe entre cálidos abrazos y se sienta.Daniel, o Dani como prefiere que le llamen, es un superviviente de una pequeña población llamada Yecla en Murcia, España.Es un adulto de 20 a 25 años, fórnido y un poco bajito para su edad, pero se considera un héroe local.]

-¿Tuvo dificultades para sobrevivir en el AZ?
Sí, el plan Redeker español consistía en irse todos al norte y dejar al sur a su suerte. ¿Vió lo que pasó en Mallorca, verdad? Ese fué un gran fallo que costó muchas vidas. En Yecla, 28 días después del Gran Pánico, quedábamos la mitad de los habitantes.

-¿Qué pasó?
La rabia africana nos pilló por sorpresa mientras nos recuperábamos e la gripe. Yo estaba en el hospital con mi familia después de un corte profundo en el brazo debido a un accidente de montañismo. Mi familia fué de las pocas que sobrevivió. De la noche a la mañana, el hospital se convirtió en un lugar extraño, veía a gente con fiebre y mordeduras en camillas al lado de la mía. No sospechaba nada porque tenía mis propios problemas. (Silencio).

-¿Y luego?
Esa noche oí un ruido raro que provenía de la cama a mi izquierda. Una especie de sonido gutural muy largo como "Ahhhhhhhhh" Quedé paralizado recordando el sonido tan típico de las películas zombi. Se abrieron las cortinas de repente y salió un hombre anciano, con la boca abierta y los ojos de un blanco espeluznante, fijos en mí. Cogí el arma que guardaba, una escopeta de perdigones, y apunté a la cabeza. El maldito se abalanzó sobre mí y le propiné un culatazo que le abrió el cráneo, llenándome de vísceras. Ese recuerdo marcará mis pesadillas. Cogí los cartuchos que guardaba y fuí matando a todos los Zetas que veía, mierda, tuve que matar a mi mejor amigo infectado. Conseguí escapar de aquel lugar de locosy llegar hasta mi casa donde me reuní con mi familia y huimos hacia el norte. Luego nos escondimos hasta que pasó todo.

Notas del autor.

La guerra mundial Z que asoló el mundo tuvo sus repercusiones en Europa, y especialmente en España debido a que estaba en plena infección de gripe. Aunque se recogieron varios testimonios, solo algunos han sido publicados en el libro.

Este blog fomenta lo que pudo ser el final de España.